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¿Y si Zapata viviera?


Columna Sur

Por: Héctor Narváez

¿Qué diría de la pintura que le hizo el artista chiapaneco y que es ahora la principal exhibición en la Ciudad de México?

¿Qué opinión tendría del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de esta “4T”?

¿Qué pasaría si Zapata viviera? ¿Mandaría a fusilar a todos los que han resultado traidores a esta patria?

El héroe

A sus nueve años, al presenciar el despojo de tierras a campesinos por parte de ricos hacendados, y después de escuchar a su padre que le respondía que nada podía hacerse, le dijo: “¿No se puede? Pues cuando yo sea grande, haré que las devuelvan”.

Años más tarde, Emiliano Zapata Salazar, nacido en Morelos, llegó a ser uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución Mexicana y un símbolo de la resistencia campesina. Fue el General del Ejército Libertador del Sur y por lo cual fue nombrado “El Caudillo del Sur”.

A él se le debe la frase: “La tierra es de quien la trabaja”, la cual no convenía a aquellos ricos hacendados que se hicieron de grandes extensiones, atropellando los derechos de los mexicanos.

También se le recuerda por otras frases como: “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”, “Perdono al que roba y al que mata, pero al que traiciona, nunca”, “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre, pero que no grite cuando lo pisen”, “La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía” y “El burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que nadie participa en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero y al peón”.

Todas eran en contra de aquel imperialismo que existió por muchas décadas en México, y que estaba mezclado con los más ricos del país, algo así como lo que hoy ha llamado López Obrador: “La mafia del poder”.

De hecho, los que saben la historia, Zapata fue asesinado con el plan que entretejieron el usurpador en el poder --como muchos que ha habido en estos tiempos modernos de México-- Victoriano Huerta, por Venustiano Carranza que fue avalado por Estados Unidos para llegar a la Presidencia, por el entonces General Pablo González Garza, encargado de erradicar el zapatismo y pacificar el estado de Morelos, y por el odiado coronel Jesús Guajardo, quienes ocuparon miles de soldados carrancistas para una emboscada en una hacienda.

Zapata, fue un héroe de esa época y sigue siendo un héroe de nuestra historia. Se decía que en aquel tiempo, “hasta las piedras son zapatistas en el Sureste”, porque la gente estaba entregada incondicionalmente a esa lucha.

El villano

A Emiliano Zapata Salazar, lo han retratado de muchas formas: Que fue un “maleante” y por eso también fue conocido como “El Atila del Sur”.

La prensa de aquel entonces, durante la revolución, lo miraba así: Un bandolero, un asaltante, un asesino, sobre todo cuando rompió con Francisco I. Madero, ante los embates del gobierno de Francisco León de la Barra, que asumió la presidencia tras la renuncia de Porfirio Díaz.

Basta de sobra decir, que en esos ayeres, en México no había medios de comunicación críticos, como lo existen hoy en día, sino que todos obedecían fielmente al Estado. Incluso, los periódicos publicaron en sus planas como un triunfo del Gobierno su muerte.

Las caricaturas de esos años muestran al morelense ajeno al personaje al que la administración de López Obrador ha homenajeado al nombrar 2019 como “el año de Zapata”.

“No, señor Madero. Yo no me levanté en armas para conquistar tierras y haciendas. Yo me levanté en armas para que al pueblo de Morelos le sea devuelto lo que le fue robado. Entonces pues, señor Madero, o nos cumple usted, a mí y al estado de Morelos lo que nos prometió, o a usted y a mí nos lleva la chichicuilota”.

Dijo en aquel entonces, Zapata, quien no solo empezó a tener de enemigos a los ricos hacendados, sino también a todo el sistema político mexicano.

Pero, el mayor desafío fue contra Estados Unidos: El 9 de marzo de 1916, 600 milicianos cruzaron la frontera mexicana hacia los Estados Unidos y atacaron a la población fronteriza de Columbus. Fue la única vez en la historia norteamericana que un ejército latinoamericano atacó su territorio.

Luego de 6 horas de combate, en lo que se conoció como la Batalla de Columbus, se regresaron a México. Los seguidores de Villa capturaron 80 caballos, 30 mulas y 300 fusiles, incendiaron un hotel y mataron a ocho militares estadounidenses y diez civiles.

En respuesta, el gobierno de EU envió el 14 de marzo de 1916 la “Expedición Punitiva” encabezada por el General Pershing, compuesta en un principio por casi 5 mil soldados que fueron aumentando a 10 mil. Buscaron capturar a Villa para ser juzgado en territorio norteamericano como un bandido. La expedición fracasó.

Sin embargo, historiadores que han investigado, aseguran que Estados Unidos presionó mucho a Carranza, para que fuera asesinado al que consideraban como “el villano”, hasta que lo lograron.

De ahí, le crearon mitos como haber tenido muchas mujeres, quienes algunas se casaron y  a otras las tenía como amantes, y las cuales hasta las raptaba o se las quitaba a sus esposos.

Así como también es un mito sobre su supuesta homosexualidad, insinuaciones basadas en habladurías de dudoso fundamento, como el caso de uno de los hombres de confianza de Zapata, el inseparable Manuel Palafox, conocido como “El Ave Negra”.

Para mí, que era otro plan del sistema político mexicano de aquel entonces, para enterrar la imagen de Zapata, que siguió prevaleciente en el Sureste, hasta la fecha, tras su muerte.

No por nada ha pasado décadas y se sigue diciendo la frase: “Zapata Vive”.

Por eso, hoy que se ha dado la controversia por esa pintura que se exhibe en Bella Artes de la Ciudad de México, con un héroe muy amanerado, hago la pregunta: ¿Y si viviera?

¿Qué pensaría de este Gobierno de “la 4T”? ¿Lo consideraría como al de Huerta o al de Carranza? ¿Los enfrentaría como en aquellos tiempos, hasta buscar derrocarlos?

Indiscutiblemente que los tiempos han cambiado. Pero, un personaje de la talla de Zapata, se merece el respeto de todos los mexicanos. Porque Zapata y su legado siguen vivos. Porque no hay personaje en nuestra modernidad que le llegue “a los talones”.

O al menos que todo sea una estrategia del poder para desterrar la memoria “del Caudillo del Sur”.

Moraleja: No hay que hacer cosas buenas que parezcan malas… ¡Ni malas que parezcan buenas!

Piedritas: ¡Se fue Evo de México!

Que bueno. Porque aparte de que era una carga para el erario, provocaba una tensión muy fuerte entre México y los Estados Unidos.

Ahora el Presidente derrocado de Bolivia, en lugar de comer mole, comerá puro “churrasco” argentino.

Por último: ¡Nada que aplaudir!

De que Morena haya renunciado a algo así como mil millones de pesos de prerrogativas para el 2020, no es para levantar monumentos.

Si los partidos se volvieron el principal negocio en nuestro país. Es más, ya no deberían de recibir financiamiento público, para que verdaderamente sean una competencia política en las elecciones.

¡Nos leemos el lunes! ¡Que tengan un Buen Fin de Semana!

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13/12/2019